—No fue sorpresa que el Alfa la hubiera usado para trabajos humildes y... —los ojos de Caspian bajaron al cuello de Dahlia, no sorprendido por los chupetones en su cuello.
—Así que Noah la había hecho dirigir la Casa de la Manada para él y luego la utilizó para satisfacción sexual. —Sonaba acerca de lo correcto...
—¿Asistirás a la cena con la manada? —Noah se enderezó.
—Caspian estaba a punto de rechazar la oferta rápidamente, pero se detuvo.
Ya no estaba ocultando su género ni a sí mismo de los miembros de la manada. También quería mostrar su marca de emparejamiento a la mayor cantidad de personas posible.
—Claro. Mi pareja y yo estaremos allí —dijo con una sonrisa falsa.
—Caspian captó la expresión tensa de Noah, pero la ignoró, esperando pacientemente a que les mostraran su habitación.