-Capítulo 312-

—¿Qué? —Davian suspiró y se alejó del borde de la estufa, llevando a Lake consigo.

La estufa no se había encendido todavía porque honestamente no tenía ni puta idea de cómo hacer sopa, tal vez debería tomar clases de cocina.

—Es algo que siempre he querido hacer. Si alguna vez tuviera un hijo, disolvería mi casa de la mafia o se la entregaría a alguien más y desaparecería.

Lake escuchaba las palabras de Davian con los ojos bien abiertos que parecían vidrio derretido, todavía luchando por entender.

—¿Y-Ya no quieres ser un Rey de la Mafia? —resumió.

—Es más que eso —Davian trató de decirlo con firmeza, su voz le traicionaba saliendo temblorosa.

Lake escuchaba atentamente, no solo porque esto era muy importante para Davian, sino porque el Alfa también valoraba su opinión.

—No quiero que mi hijo y mi… —El Alfa hizo una pausa brevemente—. La vida en la mafia es peligrosa, no quiero eso para el bebé.