-Capítulo 396-

—No lo haré —dijo simplemente Davian, refiriéndose a cada palabra.

Había querido ser útil para Lake y quitarle parte de la carga de dirigir la Casa de la Mafia de sus hombros, pero claramente todo lo que necesitaba hacer era permanecer a su lado.

Lake se veía pálido, con los ojos hundidos. A Davian no le gustaba la apariencia enfermiza que Lake había adoptado, sus manos limpiaban con delicadeza sus lágrimas.

—¿Todavía te sientes con náuseas? —preguntó Davian.

Lake sostuvo sus muñecas y se apoyó en su palma, el Omega parecía frágil en ese momento, eso hizo que las entrañas de Davian se revolvieran de preocupación.

—Ya no —dijo Lake con un sollozo—. Tengo hambre.

—¿Quieres que te cocine algo? —Davian se ofreció a complacer.