+Capítulo 415+

Rosie estaba en el vestíbulo para recibirlos como de costumbre, con su tablero en mano. La secretaria estaría a cargo de toda la Casa de la Mafia así como de las empresas en su ausencia y no lo esperaba con ganas.

A diferencia de su habitual yo animado, Rosie parecía una flor marchita, suspirando trágicamente mientras entraban en el ascensor.

No estaba hecha para estar al mando, le gustaba su trabajo de ofrecer apoyo pero ahora que tenía la última palabra, era intimidante.

Lake le dio una palmadita en el hombro, con una expresión afectuosa en su rostro. —Volveremos pronto para quitarte la carga de encima.

Eso no levantó el ánimo de Rosie, su jefe estaría fuera por un mes. —¿A quién se suponía que debía pasarle los informes y tareas?

—¿No puedes llevarte con ustedes? —preguntó.

Lake le lanzó una mirada nerviosa a Davian, no podía ser grosero con su preciada secretaria.