+Capítulo 457+

Silvia irrumpió en el estacionamiento, aparcando de cualquier manera. Sus rizos negros y sueltos estaban salvajes, ojos negros severos mientras corría hacia la entrada.

Nadie la detuvo, para su alivio, mientras se apresuraba hacia el elevador, no era muy común que Silvia se enfermara de ansiedad pero había sido un desastre nervioso desde que Ángelo decidió venir aquí.

El viaje en el ascensor pareció eterno, había otras personas en el ascensor con ella. Un hombre de mediana edad que estaba cargado con bolsas de compras y su hija adolescente a su lado, una madre sujetando las manos de sus gemelos pequeños para evitar que corrieran de un lado a otro... No se parecía en nada a lo que ella esperaba que fuera la casa del Rey de la Mafia.