+Capítulo 458+

—Silvia no cubrió a Ángelo a pesar de desvestirlo, el dolor y la incomodidad del calor ya eran molestos, y ahora que estaba fuera del agua, se iba a poner incómodamente caliente.

—Y a menos que un Alfa intervenga, esto duraría tres o cuatro días. No iba a dejar que Ángelo pasara por todo eso durante tanto tiempo. Mantenerlo en agua tampoco era una opción, y no ayudaría con el dolor.

—Así que a pesar de que era lo último que quería hacer, se quitó los tacones y se subió a la cama, su vestido de seda negra se adhería a su piel.

—¿Ángelo? —lo llamó con hesitación, apartando su cabello húmedo de su rostro. Estaba acurrucado, con los ojos cerrados como si abrirlos fuera demasiada molestia.

—Silvia no esperó una respuesta, sabía que Ángelo podía oírla. —¿Qué opinas de conseguir que un Alfa te...?

—Los ojos de Ángelo se abrieron de golpe, recuperando algo de claridad. —No.