—Así que, ¿cuándo nos dejarás conocer a Haemir? Si ya has comprendido la gravedad de la situación de la Señora Rosalía, seguramente entiendes que no pasará mucho hasta que el Duque Dio envíe un grupo de búsqueda tras ella.
Altair lanzó al príncipe izaariano una mirada algo irritada, mientras que la única respuesta de Rostan fue una sonrisa desdeñosa.
La observación de Su Alteza sobre estar personalmente familiarizado con el hombre, quien, según Altair, podría ayudar a Rosalía, despertó su curiosidad. Dado que ninguno de los dos sabía nada sobre el individuo descrito en las notas de Caspian como Amarath, excepto por su ambiguo nombre, ambos viajeros no tuvieron más opción que aceptar la oferta de Rostan de seguirle a su palacio personal.