Eternas preocupaciones

Dicho esto, es diferente si fueran mucho más especiales que yo misma. Era absolutamente necesario que se asegurara de que él era la persona absolutamente correcta, especialmente por género. Cuervo escuchaba atentamente a Serafina, su intensa mirada nunca dejaba su rostro. El movimiento rítmico del carruaje y el suave golpeteo de las pezuñas del caballo parecían desvanecerse en el fondo mientras él se concentraba únicamente en ella.

—Eres familia para mí. ¿Cómo puedo discutir sobre nuestra amistad sin reservas? —dijo ella suavemente, sus ojos reflejando sinceridad.

Su voz, aunque tranquila, estaba llena de una seriedad que lo tocó profundamente.

—Así es —respondió Cuervo, su corazón se calentaba con sus palabras.

Inmediatamente ocultó la sonrisa que se asomaba en su boca. En otras palabras, ella acababa de declarar que no tenía otra relación especial aparte de la que tenía con él.