Liberando la Carga

Ella creía que finalmente podía decirlo ahora. Sus labios entonces se separaron lentamente como si ya estuviera hechizada con una mente que parecía dispuesta a revelar todo.

—De hecho, Lady Arjan Alaric vino de visita esta tarde.

La frente de Raven se frunció instintivamente al oír el solo nombre de Alaric. Inmediatamente recordó al Conde Alaric, quien la había tratado terriblemente. Los recuerdos de su cruel tratamiento hicieron hervir su sangre.

—Ella es tu hermana, ¿verdad? —preguntó.

—Sí... Arjan es mi hermana, vino aquí hoy a verme.

—¿Por qué?

—Solo se preguntaba cómo me estaba yendo aquí. Qué tan bien vivo e incluso, cuánto sufrí abusos.

—¿A qué te refieres? —de qué estás hablando?

Los ojos de Raven brillaron ferozmente. La idea de que alguien en su casa se atreviera a maltratarla era enfurecedora.

—¿Hay alguien en el ducado que se atreva a darte problemas?

—Raven, cálmate. La gente en el ducado es tan buena como puede ser.