Después de algunos días...
Serafina comenzó a fijar su mirada en la carta que tenía en su mano. La invitación, que había sido sellada con el sello del Conde Alaric, finalmente indicaba la aceptación.
—Finalmente, es hoy.
Ya lo había esperado. Arjan, que fue obligado a dejar el ducado como si solo la estuviesen sacando a patadas por Serafina, no había podido quedarse quieta.
La tensión entre ellas era palpable, una sombra persistente sobre los eventos del día.
Aún así, la propuesta que fue entregada por su padre nunca había sido mencionada por Cuervo él mismo. Era testimonio de los conflictos subyacentes que aún hervían entre ellos. Ella simplemente estaría apretando los dientes desesperadamente. Arjan tenía esta personalidad mórbida donde querría devolver el golpe una vez que fuera derrotada por otros.