—Serafina no podía ver lo que él estaba haciendo, pero la emoción de lo desconocido aceleraba su corazón. Esto era algo nuevo, y la anticipación era casi insoportable.
La luz tenue de la habitación hacía de este momento algo más íntimo y prohibido... Cuervo podía sentir su pulso acelerarse al acercarse más a ella. El espacio debajo de la falda era como un mundo secreto, donde solo existían ellos dos. Era íntimo, personal, y completamente de ellos.
Al entrar Cuervo en este espacio íntimo, notó su ropa interior roja sobre el contraste de su pálida piel. Aunque la tela era pequeña, no ocultaba mucho. Podía ver el contorno de su zona más íntima, apenas escondida tras la fina tela. La vista le aceleraba la respiración. Algunos pelos también eran visibles. Como la sesión fue repentina, ella no se afeitó y ahora su coño estaba peludo.
Él nunca lo había hecho de esta manera; ella siempre mantenía su región inferior. Así que esta era su primera vez. Esto lo excitaba aún más.