Regresaron caminando hacia la plaza del pueblo, donde un pequeño grupo de músicos se había reunido, tocando melodías alegres que resonaban en el aire. La multitud a su alrededor era pequeña but animada, con algunas parejas incluso bailando en el espacio abierto.
Los ojos de Serafina se iluminaron. —Bailemos. ¡Vamos! —dijo, tomando la mano de Cuervo antes de que él pudiera protestar.
—Espera—¿qué? —Cuervo fue arrastrado hacia la multitud, tomado por sorpresa pero riendo mientras Serafina lo arrastraba más cerca de la música.
Sin dudarlo, ella giró, tomando sus manos y moviéndose al ritmo de la música. Cuervo, un poco menos coordinado pero haciendo su mejor esfuerzo, siguió su ejemplo. Tropezaron con algunos pasos torpes al principio, pero pronto estaban riendo, moviéndose juntos al compás de la melodía alegre.