La comida llegó rápidamente: dos humeantes tazones de estofado, acompañados de pan crujiente y vegetales asados. El rico y sabroso aroma era suficiente para hacerles agua la boca. Serafina probó un bocado, cerrando brevemente los ojos en satisfacción. —Esto es aún mejor que el almuerzo —dijo con una sonrisa.
Cuervo (si es nombre de hombre) / Raven (si no se traduce) dio un sorbo a su bebida, echando un vistazo a la calle que oscurecía por la ventana. —Es bueno, pero es la compañía lo que lo hace mejor —comentó.
Serafina rodó los ojos juguetonamente. —Siempre el encantador —respondió.
Mientras comían, su conversación pasó de bromas ligeras sobre la ciudad a temas más mundanos: cuánto tiempo planeaban quedarse en Pincla, si explorarían más de los pueblos cercanos y qué esperaban hacer al regresar a casa. La atmósfera relajada les permitió olvidarse temporalmente del encuentro con Calder más temprano ese día, centrándose en cambio en los placeres simples de estar juntos.