Una pesadilla.

—¿Por qué querías hablar conmigo, Damian? —pregunté, echando un vistazo a la ventana, perdiendo la paciencia.

—¿Por qué mentiste? —exigió él.

—¿Mentir sobre qué? —dije burlonamente, fingiendo inocencia.

—Mentiste diciendo que ella no era Sol sino su hermana gemela —me acusó, acercándose más.

—Espera un minuto, ¿estuviste escuchando a escondidas o algo así? —Lo miré, levantando una ceja.

—Contesta a la maldita pregunta, Elle —apretó los dientes, claramente perdiendo los estribos.

—Bueno, deberías haber escuchado bien si ibas a espiar —repliqué, sin amilanarme.

—Te escuché hablar con Dominick, ¿vale? Lo escuché claramente —insistió, sus ojos ardiendo con intensidad.

—Y aun así, aquí estás —sonreí burlonamente, manteniendo mi postura—. ¿Qué quieres de mí, Damian?

—Respuestas —espetó él—. Quiero saber por qué estás jugando juegos.

—¿Jugando juegos? —reí, negando con la cabeza—. Tú eres el que no escuchó bien.

—Entonces ilumíname —me desafió, cruzando los brazos sobre su pecho.