Punto de vista de Luna
Me levanté bruscamente de la cama justo cuando Joel irrumpió en la habitación, jadeando.
—Vamos, tenemos que salir de este lugar inmediatamente —dijo con urgencia.
—¿De verdad? —Mi rostro se iluminó con esperanza—. ¿Pero cómo...?
—No tenemos tiempo que perder —dijo, agarrando mi mano—. Tenemos que irnos antes de que llegue Marcelo.
Asentí y lo seguí, con el corazón latiendo fuertemente en mi pecho. Esperaba que pudiéramos salir a salvo. Moría por ver a Dominick. Lo extrañaba tanto.
Nos apresuramos a través de los pasillos, dando largos saltos. El agarre firme de Joel en mi mano me arrastraba mientras navegábamos los oscuros pasajes.
—¿A qué distancia estamos? —pregunté, intentando mantener la voz firme.
—No muy lejos —respondió Joel, escaneando nuestros alrededores—. Hay un coche esperándonos afuera.