Punto de vista de Luna
Volví a mi habitación, sintiéndome muy enfadada. Empecé a lanzar mis almohadas al suelo porque estaba demasiado enojada. No podía creerme a ese bastardo. Mató a mis padres, y ahora está trabajando con ese monstruo.
Lancé una almohada contra la pared justo cuando Dominick entró, atrapándola ágilmente con su mano. —¡Vaya, Luna, qué pasa? —Cerró la puerta y se apresuró hacia mí—. ¿Qué ha ocurrido? ¿Por qué lloras?
—Sol... Ella vino aquí. Fui a verla, y me dijo que el Tío Angelo estaba en la mansión de tu padre. Es tal como dijo Alberto, Dominick. Podrían estar trabajando juntos.
Me envolvió en un abrazo, sus manos frotando círculos calmantes en mi espalda. —Está bien, tranquilízate, ¿vale?
—Lo odio, lo odio tanto. Mis padres confiaron en él, yo confié en él, y así les pagó. Juro que voy a matarlo.
—Shh, está bien —susurró Dominick, abrazándome más fuerte—. Lo atraparemos juntos. Encontraremos una manera de lidiar con ellos.