Punto de vista de Sol
Entré en el estudio de Roy, encontrándolo sentado detrás de su escritorio, hirviendo de rabia. La habitación era un desastre: libros y archivos esparcidos por el suelo, un jarrón roto yaciendo en pedazos.
—¿Qué está pasando aquí? —pregunté, mirando a mi alrededor.
Los ojos de Roy se clavaron en mí. —¿Qué coño haces aquí? ¿Por qué no me avisaste que Dominick estaba aquí? —espetó.
—Estaba arriba, Roy. Te juro que ni sabía que Dominick estaba aquí —mi voz temblaba mientras hablaba.
—¿Y esperas que me crea eso? —Se levantó y se acercó a mí como un tigre iracundo—. Dime la verdad, Sol, ¿de qué lado estás?
—De tu lado, por supuesto —suspiré, tratando de calmarlo—. ¿Por qué actúas así?
—Entonces, ¿cómo supo Dom que estábamos jodiendo, eh? Dime algo, Sol.
—No entiendo. ¿Estás diciendo que Dominick sabe de nosotros? —Estaba sorprendido, mi mente llenándose de confusión y miedo—. ¿Cómo?