Punto de vista de Dominick
Mis hombres terminaron de atar al hombre a la silla. Yo estaba frente a él, mirándolo fijamente.
—¿Quién eres?
—Soy... Jared.
—No me importa cómo te llames. ¿Quién te envió? ¿Para quién trabajas?
—Es Marcelo... Trabajo para Marcelo.
Ese maldito bastardo.
—¿Qué quiere con Luna? ¿Qué?
—No sé... Solo pensé que, como siempre habla de ella, estaría contento si se la llevaba.
—Así que, ¿todo esto era sobre ser un buen perro, eh? —Sacudí la cabeza lentamente, luego miré a mis hombres—. Acábenlo.
—Sí, señor.
—No, no... Don Phoenix, por favor —rogó el hombre, pero lo ignoré mientras salía del edificio.
Afuera, Luna estaba esperando cerca del coche con Nina y Alen. Rápidamente fui hacia ella y la envolví en un abrazo apretado. —¿Estás bien, cariño?
—Sí, estoy bien —asintió, luego levantó la cabeza—. ¿Qué pasó, Dominick? ¿Dónde diablos estabas? Estaba tan preocupada por ti.
—Lo siento, Luna... Solo quería despejar mi mente.