Punto de vista de Dominick
—¿Qué mierda está pasando? —grité, mi voz resonando por la habitación—. ¿Por qué siento que he estado a oscuras todo este tiempo? No es de extrañar que Elle se me insinuara... Elta y yo no estamos emparentados por sangre, ¡y Roy no es mi padre biológico!
—Dominick, cálmate, por favor —suplicó Elle—. Temía cómo reaccionaría Roy si te contaba su secreto.
—No puedo creer esta mierda —murmuré, caminando de un lado a otro en la habitación, pasando mis dedos por mi cabello—. Me sentía como un tonto, un peón en sus estúpidos juegos. ¿Elta sabe esto?
—No, ella no lo sabe —Elle negó con la cabeza—. No creo que sea una buena idea decírselo. No le gustará.
—Pero no podemos mantenerla a oscuras para siempre. Merece saberlo.
—Si te preocupa que yo cambie hacia ella, no tienes por qué —Elle suspiró, apartando la mirada—. Elta nunca dejará de ser mi hermanita.