Capítulo 13: La trampa en la penumbra

El viento gélido de las Montañas Oscuras aún parecía resonar en las mentes de Liam, Aria y Mina mientras avanzaban hacia el siguiente destino: un pequeño valle al borde del territorio sombrío, donde un anciano llamado Kael, un sabio conocido por sus conocimientos sobre las sombras, podría ayudarlos a descifrar el fragmento de la profecía que encontraron en el santuario.

Liam caminaba en silencio, Lúminis brillando tenuemente a su lado. La espada parecía reaccionar al ambiente, como si percibiera que algo se avecinaba. Mina, por su parte, mantenía una expresión preocupada. Desde el incidente con el herrero, las dudas habían comenzado a carcomer su determinación. Aria, aunque más reservado, estaba alerta, su arco siempre listo.

—Kael podría ser nuestra última esperanza para entender el verdadero propósito de Lúminis —dijo Liam, rompiendo el silencio.

—¿Y qué pasa si no nos da las respuestas que necesitamos? —respondió Mina, cruzándose de brazos.

—Entonces seguiremos adelante —intervino Aria con firmeza—. No hemos llegado hasta aquí para rendirnos ahora.

Cuando finalmente llegaron al valle, encontraron una cabaña pequeña y desgastada, rodeada de árboles marchitos. El ambiente era opresivo, como si las sombras mismas hubieran infiltrado el lugar. Al entrar, Kael los recibió con una sonrisa enigmática. Su cabello era gris como las cenizas, y sus ojos estaban cubiertos por una venda.

—He estado esperando por ustedes —dijo con una voz rasposa.

Liam intercambió miradas con Mina y Aria.

—Sabes quiénes somos. Entonces también sabes lo que buscamos —respondió Liam, con Lúminis todavía desenfundada.

Kael asintió lentamente.

—La profecía... y la verdad que buscas. Pero debes saber, joven portador, que las respuestas que deseas pueden no ser las que esperas.

Kael los invitó a sentarse y comenzó a relatar una historia sobre los antiguos conflictos entre la luz y las sombras. Les habló del poder de Lúminis, no solo como un arma, sino como un catalizador capaz de cambiar el equilibrio entre ambos mundos. Sin embargo, el relato se interrumpió cuando la cabaña empezó a temblar.

Un rugido profundo resonó fuera, y una figura encapuchada apareció en la entrada. Era el mercenario que los había emboscado anteriormente.

—Vaya, vaya, parece que el destino sigue guiando mis pasos hacia ustedes —dijo, su voz grave y cargada de burla—. Esta vez no habrá escapatoria.

Aria fue el primero en levantarse, con una flecha ya apuntando hacia el intruso.

—Si crees que vamos a rendirnos tan fácilmente, te estás equivocando.

El mercenario rio, pero antes de que pudiera responder, Kael levantó una mano.

—Detente, forastero. Si has venido por Lúminis, debo advertirte: tu vida puede no ser suficiente para pagar el precio que implica tomarla.

El encapuchado ignoró al anciano y desenvainó una espada oscura, que parecía absorber la luz a su alrededor. La batalla comenzó de inmediato. Liam, Aria y Mina trabajaron en conjunto para defenderse, pero el mercenario era más rápido y fuerte de lo que habían anticipado.

En medio del caos, Mina comenzó a usar sus ilusiones para distraer al enemigo, pero algo extraño sucedió: las sombras que convocaba para crear sus trucos parecían adquirir vida propia, luchando en su contra. La conexión entre el mercenario y las sombras era más profunda de lo que imaginaban.

Mientras tanto, Lúminis brillaba con un resplandor cegador, como si estuviera reaccionando al peligro. Liam sintió una fuerza extraña emanando de la espada, y por un instante, escuchó una voz en su mente:

"Solo en la unidad se encuentra la clave. Las sombras temen aquello que no pueden dividir."

Con esas palabras resonando en su cabeza, Liam ideó un plan: usar a Lúminis no para atacar, sino para combinar sus fuerzas con las de Mina y Aria.

—¡Confíen en mí! —gritó Liam, levantando la espada.

Mina canalizó sus ilusiones hacia la espada, mientras Aria disparaba flechas cargadas de energía hacia el mercenario. El destello resultante fue tan poderoso que el enemigo retrocedió, cegado momentáneamente.

Cuando la luz se desvaneció, el mercenario había desaparecido, dejando atrás un mensaje grabado en el suelo con fuego:

"El final se acerca. Nos vemos en el Reino de las Sombras."

Kael, aunque visiblemente debilitado, se acercó a ellos con una expresión grave.

—La batalla por la verdad apenas comienza. No teman a las sombras, pues incluso en ellas, hay luz.