Habían pasado dos días desde que comenzó la transformación temporal de Ellian, y su madre seguía disfrutando cada momento. Cada mañana, Rose lo vestía con delicados vestidos y peinaba su largo cabello con esmero, colocándole lazos y adornos que combinaban perfectamente con su atuendo. Ellian, aunque resignado, no dejaba de suspirar cada vez que se miraba al espejo.
—Madre, esto es excesivo… —murmuró, sentado frente al tocador mientras Rose ajustaba el último lazo de su cabello.
—Excesivo sería no aprovechar esta oportunidad única, hija mía —respondió Rose con una sonrisa brillante, completamente satisfecha con su obra maestra—. ¡Te ves maravillosa!
Ellian solo rodó los ojos. "Un día más… solo un día más" repetía para sí mismo como un mantra. Sin embargo, justo cuando estaba a punto de pedir un descanso de las interminables sesiones de vestuario, un golpe en la puerta llamó la atención de todos.
Adam fue el primero en girarse hacia la entrada.
—Adelante —dijo con su tono firme pero sereno.
La puerta se abrió lentamente, y una figura desconocida apareció en el umbral. Era un joven alto y delgado, vestido impecablemente con un uniforme de mayordomo negro con detalles plateados. Su cabello oscuro estaba perfectamente peinado, y sus ojos brillaban con una mezcla de determinación y reverencia. Caminó hacia el centro de la habitación e hizo una elegante reverencia frente a Ellian.
—Joven amo Ellian, he llegado para servirle —dijo con una voz profunda y respetuosa.
Ellian lo observó con curiosidad. No recordaba haber solicitado un sirviente, pero algo en la forma en que el joven lo miraba le hizo pensar que no era alguien común. En ese momento, el sistema apareció en su mente.
[SISTEMA] Nuevo evento desbloqueado: "Llegada del sirviente asignado".
Nombre: Ronan Leclerc.
Habilidad destacada: Experto en defensa personal y espionaje.
Lealtad: Absoluta hacia el anfitrión.
Ellian parpadeó sorprendido mientras el sistema desaparecía, dejando solo al joven de pie frente a él.
—¿Quién eres exactamente? —preguntó Ellian con cautela, mientras sus padres y Noah lo observaban en silencio.
Ronan levantó la cabeza, manteniendo una postura impecable.
—Mi nombre es Ronan Leclerc, joven amo. Fui asignado como su sirviente personal hace varios años. He estado completando mi entrenamiento como mayordomo para servirle a la perfección. Ahora estoy aquí para cumplir con mi deber.
Rose dio un paso hacia adelante, sus ojos brillando con una mezcla de interés y aprobación.
—Ah, así que finalmente has llegado, Ronan. He escuchado mucho sobre ti. ¿Estás seguro de que estás listo para cuidar de mi pequeño? —dijo, con una voz dulce pero con un tono que dejaba claro que no aceptaría errores.
Ronan inclinó la cabeza nuevamente, con una expresión seria.
—He dedicado mi vida a este propósito, mi señora. No decepcionaré a la familia Kafgert ni al joven amo.
Ellian, por su parte, no estaba seguro de cómo sentirse. Por un lado, tener un sirviente personal sonaba útil, especialmente considerando las amenazas que lo rodeaban. Por otro, la devoción absoluta de Ronan le parecía un poco… intensa.
—Bueno, Ronan, gracias por venir. Pero, ¿estás al tanto de mi situación actual? —preguntó, señalando su cabello largo y el vestido que llevaba puesto.
Ronan alzó una ceja, pero no mostró ninguna reacción fuera de lugar.
—Estoy completamente informado, joven amo. Y debo decir que su apariencia actual no disminuye en absoluto su dignidad. —Hizo una pausa antes de añadir con una leve sonrisa—. Si me permite decirlo, se ve encantador.
Ellian se llevó una mano al rostro, dejando escapar un suspiro mientras Noah soltaba una leve risa detrás de él.
—Parece que te llevarás bien con madre… —murmuró Ellian, mientras Rose aplaudía emocionada.
—¡Oh, Ronan! ¡Eres perfecto! —exclamó Rose, girándose hacia Adam—. ¿Ves? ¡Tenemos que prepararlo aún más! Ahora que tiene a su sirviente, podemos mostrarle cómo un verdadero Vicentino debe presentarse.
Adam, observando la escena, dejó escapar un leve suspiro, pero no comentó nada. Mientras tanto, Ellian miró a Ronan con una mezcla de resignación y curiosidad.
—Bueno, Ronan, si vas a ser mi sirviente, será mejor que te prepares. Aquí las cosas nunca son tan simples como parecen —dijo, recordándose a sí mismo que la presencia de Ronan podría ser útil, especialmente con todo lo que estaba ocurriendo.
Ronan sonrió levemente, inclinando la cabeza.
—Estoy listo para cualquier cosa, joven amo. Solo dígame qué necesita.
Ellian cruzó los brazos mientras su tono adquiría un matiz desafiante.
—Entonces, demuéstramelo. Si logras mantenerme lejos de Magnus, sin fallar ni una sola vez, aceptaré que eres digno de ser mi sirviente.
La sonrisa de Ronan se ensanchó apenas un poco más, reflejando una mezcla de confianza y respeto.
—Como desee, joven amo. Si esa es su voluntad, Magnus no será más que una sombra distante para usted. Considérelo hecho.
Ellian alzó una ceja, intrigado por las palabras de su nuevo sirviente.
—Más te vale que cumplas, Ronan. No aceptaré errores.
Ronan inclinó la cabeza una vez más, listo para salir.
—Joven amo, los errores no están en mi vocabulario.
Con esas palabras, Ronan salió de la habitación. Ellian lo observó desaparecer por el pasillo, dejando escapar un suspiro pesado. "Vamos a ver si realmente eres tan bueno como dices", pensó, mientras se acomodaba en su asiento, saboreando lo que quedaba de un pequeño pastel.
Tras la salida de Ronan, Ellian decidió que era momento de despejar su mente. La transformación temporal ya le había agotado la paciencia, y el entusiasmo de su madre no ayudaba en nada. Se levantó del asiento con elegancia forzada, alisando el vestido como le habían enseñado, y salió de la habitación.
Mientras caminaba por el pasillo, notó que Noah lo seguía a unos pasos de distancia, con las manos en los bolsillos y una expresión tranquila.
—¿Por qué me sigues? —preguntó Ellian sin girarse.
—No te estoy siguiendo. Simplemente tengo curiosidad de ver qué haces ahora —respondió Noah con una leve sonrisa.
Ellian suspiró y continuó avanzando hasta llegar a la biblioteca. Sabía que allí podía encontrar un momento de tranquilidad, lejos de los lazos y vestidos.
—Si vas a quedarte, al menos no hables tanto —murmuró Ellian mientras empujaba la puerta de la biblioteca.
La sala estaba iluminada por una luz suave que entraba a través de los grandes ventanales. Estanterías llenas de libros se alzaban hasta el techo, y el aroma a papel antiguo era reconfortante. Ellian caminó hacia una mesa cercana, tomó asiento y comenzó a hojear un libro sobre historia del imperio que encontró al alcance.
Noah tomó un libro al azar y se sentó frente a él, observándolo por unos momentos antes de hablar.
—¿Por qué siempre estás tan serio, incluso siendo un niño? —preguntó, apoyando el mentón en una mano.
Ellian levantó la mirada por un instante, intentando mantener su fachada.
—Porque alguien tiene que serlo cuando tú siempre estás tan relajado.
Noah rió suavemente y abrió su libro. Durante varios minutos, ambos leyeron en silencio, disfrutando de una calma que no experimentaban a menudo en la mansión. Sin embargo, la paz fue interrumpida por un leve golpe en la puerta.
Era Ronan, quien entró con su postura impecable y se acercó a Ellian.
—Joven amo, el maestro Adam solicita su presencia en el despacho. Parece que hay algo importante que discutir —anunció con voz firme.
Ellian cerró el libro con calma, aunque por dentro sentía cierta incomodidad. Se levantó de la silla, alisó su vestido y asintió.
—Muy bien, vamos.
Noah también se levantó, dejando el libro sobre la mesa.
—Iré contigo —dijo simplemente, siguiendo a Ellian y Ronan hacia el despacho de Adam.
Cuando llegaron, Adam estaba sentado detrás de su escritorio, revisando algunos documentos. Al notar su llegada, levantó la mirada y señaló las sillas frente a él.
—Tomen asiento —dijo, con su tono autoritario de siempre.
Ellian y Noah obedecieron, mientras Ronan permanecía de pie cerca de la puerta, como una sombra vigilante.
Adam dejó los documentos sobre el escritorio y los miró con atención.
—Hay algo que quiero que entiendan. La posición de nuestra familia no solo implica privilegios, sino también responsabilidades. No puedo permitir que ninguno de ustedes esté desprevenido ante lo que pueda venir —dijo, su mirada fija en ambos.
Ellian mantuvo su expresión neutral, mientras Noah asintió levemente.
—A partir de mañana, ambos comenzarán un entrenamiento más riguroso. Noah, tú te enfocarás en perfeccionar tus habilidades mágicas y de combate. Ronan te asistirá en lo que sea necesario. Y tú, Ellian… —Adam hizo una pausa, observándolo con detenimiento—. Aunque eres joven, es hora de que comiences a entender la importancia de la estrategia y el conocimiento.
Ellian asintió, sin mostrar objeción alguna. Sabía que cualquier resistencia sería inútil, y además, esa oportunidad podría serle útil para sus propios objetivos.
—Entendido, padre —respondió Ellian con calma.
Adam asintió, satisfecho con la respuesta.
—Pueden retirarse. Ronan se encargará de organizar los detalles del entrenamiento. No quiero distracciones.
Ellian y Noah se levantaron, inclinando ligeramente la cabeza antes de salir del despacho junto a Ronan. Mientras caminaban por el pasillo, Noah rompió el silencio.
—Parece que las cosas se pondrán interesantes.
Ellian no respondió, pero internamente comenzaba a planear cómo aprovecharía lo que estaba por venir.
"Si voy a sobrevivir en este mundo, más vale que aprenda a jugar sus juegos", pensó mientras se dirigía de vuelta a su habitación.