¡Haré que sufran, chicos!

Los gritos llenaban el cielo y la tierra.

Era Xue Feng gritando.

¡Plop!

Xue Yuantao cayó al suelo como si hubiera perdido el alma. No podía dejar de temblar. Antes de esto, pensaba que podía conquistar China con la ayuda de la habilidad del patriarca Xue Feng como venerable marcial medio paso. Incluso pensó que podría matar a Ye Chen como si fuera un pedazo de pastel.

¿Cuándo había pensado que el patriarca de su familia, Xue Feng, que era su carta triunfal, sería incapacitado por Ye Chen de esa manera?

¡La escena era sangrienta y despiadada!

Li Ya, Bai Hongyu y su sirviente miraban fijamente a Ye Chen con ojos en blanco. Su miedo estaba creciendo.

La habilidad de Xuu Feng no era menos poderosa que la de ellos, pero no tenía fuerzas para luchar cuando estaba en manos de Ye Chen. ¿Cuán poderoso era Ye Chen?

Sus expresiones cambiaron completamente mientras pensaban en ello. Un horror intenso e incredulidad llenaban sus ojos.