Búsqueda de la Herencia

Pero antes de que alguien pudiera moverse, una repentina onda de energía llenó el aire. Kent apareció sobre el jardín, su presencia atrayendo la atención. A su lado, la Diosa de la Lujuria flotaba, visible solo para Kent, su forma centelleante con un resplandor etéreo.

—¡Kent! —exclamó Kelly, con una mezcla de sorpresa y enojo en su voz.

Jia, aún recuperándose del calvario, levantó la vista y sintió una extraña sensación de calma. —Kent, ¿qué hace él aquí?

Kent mismo estaba atónito por su repentina aparición, pero la Diosa de la Lujuria a su lado irradiaba confianza. —No te preocupes por ellos. Esto también es uno de mis regalos para ti.

Con un chasquido de sus dedos, todo el jardín comenzó a temblar. Los cultivadores de abajo miraban en shock mientras la tierra debajo de las hierbas se elevaba, formando una masiva isla flotante de vegetación. Las hierbas brillaban aún más, sus energías entrelazándose en un deslumbrante despliegue de colores.