De repente, Kent se giró hacia el Supremo Mago de la Espada, con los ojos entrecerrados y una mirada de sospecha.
—¿Por qué estás haciendo esto, Supremo? ¿Por qué anunciaste que soy tu pariente lejano y discípulo secreto? No creo que seas un hombre que reciba órdenes de alguien —preguntó Kent, con voz tranquila pero firme, su mirada fija buscando la verdad detrás de las acciones del Mago de la Espada.
El Supremo Mago de la Espada sonrió cálidamente a Kent. Su sonrisa era amplia, pero había algo detrás de ella—una corriente subterránea de motivos ocultos.
—¿Quién negaría una oportunidad tan afortunada? Ahora estoy disfrutando de gran fama y atención ahora que eres mi discípulo secreto —respondió, con un tono ligero como si estuviera hablando del clima.