¡Prepárate para la guerra!

—Padre, siempre te amaré a ti y a nuestra familia, y siempre valoraré el tiempo que paso aquí. Pero mi corazón... mi corazón pertenece al Maestro Kent. Quiero quedarme con él, él nunca me trató como a una sirvienta —dijo Kavi emocionalmente con lágrimas en los ojos.

Zora asintió, con un atisbo de tristeza en sus ojos, pero también con orgullo —Entonces está decidido. Ve con tu maestro y sabe que siempre tendrás un lugar aquí con nosotros, cuando desees regresar.

Kavi abrazó a su padre fuertemente, susurrando palabras de amor y gratitud.

El sol poniente bañó las montañas volcánicas en un cálido tono dorado mientras pintaba la emotiva escena entre padre e hija.

—Señor Zora, le doy mi palabra. No trataré a Kavi como una sirvienta o subordinada. Ella será mi responsabilidad y me aseguraré de que tenga una buena vida en el futuro. Tienes mi juramento en eso —habló Kent aseguradoramente.