Phill

Kent y Ragnar pasaron las horas nocturnas revisando la estructura de la ciudad y planificando sus perspectivas futuras.

Kent se encontraba al borde del mar, las olas distantes chocando contra la orilla.

—Es hora de irnos. Hemos hecho lo que teníamos que hacer aquí. La base está sentada —dijo Kent mientras miraba al mar.

—Manejaste bien la situación. La ciudad se levantará de nuevo, bajo tu liderazgo —dijo Ragnar con una mirada profunda.

Kent esbozó una breve sonrisa, su rostro endureciéndose con determinación.

—La ciudad tiene una vitalidad natural. Estaba asfixiada bajo la codicia y el caos, pero ahora, tiene un futuro. Solo necesito asegurarme de que reciba la atención que merece.

Ragnar gruñó en señal de acuerdo.

—Le has devuelto la vida a este lugar. Ahora, se erigirá como una fortaleza, algo más valioso de lo que cualquiera imagina.