Las 33 naciones del reino estaban en un frenesí. Los ejércitos entrenaban incansablemente, los generales ideaban estrategias y los diplomáticos se movían por alianzas. La Cumbre del Tridente no era solo una prueba de fuerza, era un concurso que determinaría los recursos compartidos entre las naciones. En las naciones más pequeñas, los líderes llevaban a sus soldados al límite, sabiendo que una actuación fuerte en la Cumbre podría asegurar recursos vitales. Para las naciones más grandes, era una oportunidad para afirmar su dominio y asegurar un lugar en el mundo espiritual.
—Solo queda un día para la Cumbre del Tridente. Finalmente, salió la noticia de la primera fase de la Cumbre del Tridente.