Inmediatamente después de que los 7 sabios pidieran hablar sobre la estrategia para proteger el ritual, Ignira avanzó con confianza. Antes de hablar, sacó su látigo ardiente que danzaba como una llama viviente a su alrededor, su cabello rojo enrollado fuertemente como una llama danzante.
—Revered Sages, no hay nadie vivo que pueda igualar la velocidad y precisión de mis hechizos de fuego. Con cada golpe de mi látigo, puedo invocar un torrente incesante de hechizos de fuego que lloverá sobre los demonios. Ni una sola criatura vil se acercará a cien pies del fuego sagrado. Mis mascotas, evolucionadas en el corazón del Eternal Volcano, vigilarán las cuatro direcciones con una vigilancia impenetrable —anunció con un tono confiado.