¡Haciéndose famoso en el Mundo Espiritual!

Los vientos aullaban a través del desierto desolado. El ejército de reconocimiento del Dios de la Tormenta se había reunido en los extremos de este terreno implacable, donde las dunas se encontraban con los acantilados escarpados del desierto montañoso más allá.

El desierto desolado se mezclaba con el calor y la magia, pero ninguno entre las fuerzas del Dios de la Tormenta se atrevía a regresar. Su misión era clara: encontrar a Kent, un humano de los reinos inferiores.

El Caballero de Tormenta Varos, envuelto en una larga capa, se encontraba en la cima de un barco volador, dirigiéndose a la asamblea abajo. Su mirada penetrante barría las legiones de soldados, magos y bestias espirituales que esperaban sus órdenes.