¡Rodeado!

9 Reinos…

El resplandor de los orbes de cristal mágicos parpadeaba por cada rincón de los 9 reinos. Desde las bulliciosas ciudades hasta los pueblos remotos, el mismo mensaje sombrío resonaba, reverberando como el tamborileo de la inevitabilidad.

—Los magos juramentados han sufrido pérdidas catastróficas. La mitad de su ejército ha sido diezmada. Tres de sus líderes más poderosos han caído en batalla. Se han retirado a la Isla de Nadie.

Las noticias se propagaron por las calles, llegando a todos los oídos. En el mercado de la capital del Tercer Reino, tanto comerciantes como nobles detuvieron sus rutinas diarias, inclinándose para intercambiar susurros.

—¡Te lo dije! ¡Seguir a la Señora Clark fue una apuesta tonta! —exclamó un comerciante corpulento, sus pesadas cadenas de oro tintineando mientras agitaba la mano—. La asociación de los 9 reinos siempre prevalece.

Otro comerciante, su tono más bajo pero lleno de miedo, murmuró, —Pero eran tan fuertes. ¿Cómo perdieron?