¡Kent es la única esperanza!

Monte Meru…

En la cima del Monte Meru, Kent se sentó junto a Sparky, el dragón bebé, cuyas escamas, antes vibrantes, ahora lucían opacas y sin vida.

Han pasado siete largos días desde que Kent le dio a Sparky el líquido dorado extraído de la pluma encontrada en el santuario de las Arenas Eternas. Lo que había comenzado como un momento de alegría ahora se había convertido en una prueba desgarradora.

Desde el primer día, empezó a perder su fuerza poco a poco. Su capacidad para respirar fuego ya se había detenido y su respiración se volvió pesada como la de un cerdo viejo.

Sparky yacía inmóvil en el suelo, su respiración superficial, sus ojos una vez brillantes e inocentes ahora apagados por el agotamiento.

Jean, Gunji Zing, Fatty Ben, Mohini y Ruby observaban desde la distancia, sus rostros llenos de preocupación. Ninguno se atrevía a acercarse demasiado, temiendo perturbar el frágil estado del dragón bebé.