No es de extrañar, un evento así sería un gran impacto para cualquier persona común, y más aún para Yunyao, que es una mujer.
Su Chen le preparó una taza de té y la hizo beberla. Yunyao se sintió un poco mejor.
—Gracias por hoy.
Yunyao miró a Su Chen sinceramente y dijo que si no fuera por él hoy, seguramente habría perecido.
Al pensar en cómo este hombre no la había abandonado en circunstancias tan peligrosas, sino que la protegió con su propio cuerpo, se sintió muy cálida, una extraña emoción emergiendo en su corazón.
—En realidad, no necesitas darme las gracias. Esa persona iba detrás de mí, si no fuera por mí, no habrías estado atrapada en este desastre inmerecido.
Su Chen movió su mano, sintiéndose algo apenado por dentro.
—De cualquier forma, al final me salvaste y debo agradecerte por eso.
Yunyao miró a Su Chen y dijo:
—Está bien, Yunlong debería volver pronto, me voy.
Viendo que su semblante había mejorado un poco, Su Chen se levantó y dijo:
—Está bien.