Hasta que Su Chen había desaparecido, Qi Meng todavía no se había recuperado del incidente anterior, de repente su corazón se apretó involuntariamente:
«¿Qué significaba su comentario de hace un momento, podría ser que había notado algo?»
Entonces la mirada de Qi Meng se posó en la manta sobre su cuerpo, miró fijamente esa manta, sintiendo de repente una emoción inusual extendiéndose por su corazón...
Extendió una mano delicada y esbelta, acariciando suavemente la manta, sintiendo su corazón en gran agitación, un caos que nunca había experimentado antes...
...
Mientras tanto, en una lujosa suite en el Hotel Amethyst, la habitación estaba llena de diversos equipos de oficina.
Una mujer estaba sumida en el trabajo en un escritorio de oficina, el cual estaba lleno de varios documentos.
—Señorita Lin, el dinero del Grupo Jinsheng acaba de ser acreditado.
Un hombre de mediana edad se acercó a ella para informar.