Bajo La Luna Creciente

—Bajo la luna creciente, una mano se extenderá y arrancará tu corazón de tu pecho.

—Y aún cuando esta mano arranque tu corazón, no morirás... no hasta que tus extremidades y virilidad sean arrancadas de la misma manera dejarás de respirar.

Aquellas palabras pronunciadas por una chica de dieciocho años atormentaban los sueños de Xalea Borne de maneras inimaginables. En sus pesadillas, le atormentaban al borde de la locura, y en cada creciente menguante y creciente, sus temores se amplificaban al punto que saboreaba el sabor pútrido de la muerte un millón de veces.

No era tanto el miedo a la muerte en sí, era más el miedo a cuándo vendría y cómo vendría.

—¿Por qué la chica tuvo que decir esas palabras? ¿Por qué tuvo que mostrarle de primera mano el poder de la lengua? Cómo simples palabras podían atormentar a un hombre más que el dolor físico.