Advertencia: El capítulo contiene algunos contenidos maduros; lea con responsabilidad—(R18)
DAEMON
Cuando Daemon besó por primera vez a Zina WolfKnight, no estaba poseído por su impresionante belleza, sus hermosos ojos, o su perpetuo sentido de valentía que siempre mostraba ante él. No, estaba lúcido. Simplemente había querido besarla por el juego de hacerlo.
Pero después de ese primer beso, aparentemente inocente, lo que Daemon pensaba que era un juego se convirtió en una apuesta peligrosa. Y fue entonces cuando lo supo... simplemente lo supo, que no debería estar besando a Zina WolfKnight por ninguna razón.
Pero sus ojos habían estado cerrados como los de alguien que anticipa una gran revelación, y Daemon había sido incapaz de ignorar el impulso inconfundible de ser el hombre que le mostraría esa gran revelación.