—¡Hazlo tú, Rey Alfa!
Zina encontró su sentido de orientación y se alejó de la columna que se había convertido en su bastón guía, respirando con dificultad e ignorando los pasos amenazantes detrás de ella.
Daemon podía arder en el infierno con su voz mandándola como si hubiera sido creada con el único propósito de obedecerle. Tropezó, pero no le importó, y no menos de dos segundos después de su inútil escape, sus fuertes manos la envolvieron por la cintura, deteniendo sus pasos.
—¿Cuántas manos tendré que cortar hoy por tu necedad! —gruñó con una voz que disparó directo a su núcleo y no a su cabeza.
Zina escuchó a la gente a su alrededor huyendo en busca de refugio de la inusual ira del hombre. Normalmente era tranquilo, ¿qué le pasaba? ¿Estaba su 'control' de alguna forma de vacaciones y ella no estaba enterada? ¿Y qué era eso de cortar manos?