El poder es una forma de amor

ZINA

Los pasillos del Ala Norte del ártico Castillo, que era la residencia de la Reina Luna, bullían de actividad mientras los sirvientes sacaban numerosos objetos. Desde cajas de joyas y ropa, hasta espejos antiguos y piedras raras.

Zina anunció su presencia y luego entró en la habitación que olía a polvo. Bella estaba tendida en el suelo mientras miraba al espacio, mientras su hija estaba junto a la puerta, pareciendo perdida mientras los sirvientes continuaban con sus deberes.

El corazón de Zina se dolía mientras miraba a la niña de cuatro años con grandes ojos claros que parecían tanto perdidos como confundidos. Bella parecía no haberse dado cuenta de su presencia ni de la de su hija, así que Zina se inclinó, igualando su altura a la de la niña.

—Suri —susurró a la niña, quien sonrió al notarla.