Para entender mejor este capítulo y el siguiente, puedes referirte a los capítulos 39-41 donde se introdujo por primera vez al personaje de este capítulo.
ZINA
La mujer de cabellera roja flamígera y piel albinótica entró a la habitación con pasos uniformes que de alguna manera se ralentizaron en el momento en que los ojos de Zina se fijaron en ella. Zina podía trazar todo sobre ella, desde la capa verde que llevaba puesta y que se balanceaba al caminar, hasta los mechones de cabello rojo que se movían al ritmo de sus brazos.
Luego la mujer inclinó la cabeza hacia Zina y el movimiento seguía siendo lento como si estuviera atrapada en el espacio y el tiempo... y entonces sus ojos dorado-rojizos capturaron a Zina justo cuando una sonrisa de complacencia tiraba de los labios de la mujer.
Algo al mirarla hizo que el pecho de Zina se comprimiera como si una presa férrea mantuviera cautivo a su corazón. Se sentía como si conociera a la mujer, pero al mismo tiempo no.