Confías en mí, ¿verdad?

—Haré que todos tus problemas desaparezcan hasta que solo quede su escombro.

—Ningún hombre quería que le dijeran que un Cambiante Supremo iba tras su vida, porque ¿sabes lo que eso significaría para ellos? Dormir con un ojo abierto... o no dormir en absoluto.

—Igar tendría razón de tener miedo. El hombre podría ser tonto, pero si pensaba que Zina le había revelado a Daemon todas las cosas que él le había hecho, entonces estaría en lo cierto al suponer que Daemon realmente iba tras su vida. Después de todo, era un hecho bien conocido lo vengativo que podía ser un hombre como Daemon si lo que estaban pasando sus hermanos era alguna indicación al menos.

—Zina se dirigió a su habitación en el castillo, la fatiga la envolvía. Sin pensar, se dejó caer en su cama mientras lágrimas calientes le picaban los ojos. Memorias que no deseaba azotaban en ella como un tornado.