—Ya puedes encontrarte con el Príncipe Alfa Garuk —dijo Sombra.
Daemon ciertamente no tenía ganas de encontrarse con nadie esa noche. Ojeó casualmente el libro que tenía delante y preguntó:
—¿Ya lo has acomodado?
Sombra asintió lentamente.
—Lo he hecho, aunque no dejaba de armar alboroto. El Príncipe Alfa Halcón tampoco deja de pedir que se presente ante ti.
—Qué par de problemas —murmuró Daemon, sin encontrar remotamente divertidos los dos sucesos—. Sin embargo, no los veré a ninguno de ellos esta noche. Encuentro que no estoy de humor para ello.
—No pareces estar de humor para nada más, de todos modos —observó Sombra, sus ojos granulosos en Daemon—. ¿Cuándo fue la última vez que dormiste?