Elevando Un Ejército Secreto

DAEMON

Kairos y la hechicera Melwyn entraron a la oficina de Daemon. Mientras Kairos se sentaba sin invitación alguna, Melwyn observaba la oficina de Daemon con sus ojos blancos y turbios mientras permanecía al lado de Kairos.

El dúo siempre había sido así, por lo que Daemon recordaba de su Ejército Sin Alfa. Por eso sabía que, a pesar de la postura relajada de Kairos, la mente del hombre procesaba cada migaja de información que había encontrado esa noche en su castillo, ya fuera por casualidad o por accidente.

Después de todo, Daemon no le había dicho mucho a Kairos antes de extenderle una invitación. Por su parte, esa era su manera de ser cauteloso. Y la única razón por la que Kairos aceptó tal invitación en primer lugar fue por el hecho de que ambos compartían un pasado que simplemente era difícil de ignorar, no importaba cómo se mirara.

Daemon se sentó, y antes de que pudiera acomodarse completamente, Kairos ya estaba lanzando la primera pregunta.