ZINA
Esa noche, Zina tuvo un sueño. Y no cualquier tipo de sueño, sino uno que era una representación de un pasado que ya había ocurrido hace mucho tiempo.
Y no cualquier fragmento de un pasado, sino uno del que sospechaba firmemente que pertenecía a su Manada original; los Gritones.
En su sueño, la misma mujer con la que se había encontrado en la proyección estaba presente. Se veía más joven, igual que Zina ahora, y a su lado había un hombre que parecía ser su esposo.
El hombre tenía cabello castaño, barba frondosa castaña y ojos marrones profundos que eran únicos, y al mismo tiempo casi familiares aunque Zina no recordara dónde podría haber visto esos ojos.
Sin embargo, el sueño no representaba exactamente armonía y paz. El aire era tenso, cargado de tensión mientras la pareja se mantenía lado a lado. Un joven que no parecía tener más de ocho años fue llevado hacia ellos por un guardia de aspecto sombrío que anunció rígidamente.
—Este es el niño.