FIONNA
Fionna nunca había tenido motivos para sentir que el juego estaba amañado hasta que logró arrastrarse y encontrarse en la Arena. Fue solo entonces y allí cuando realmente comprendió la diferencia abismal entre su humilde estatus y el de los concursantes que provenían de las cuatro casas.
Por supuesto, los dos hombres arrogantes con los que se había enfrentado antes en falsa defensa de Yaren, habían llegado a esa ronda, y a Fionna no le avergonzaba en lo más mínimo admitir que había olvidado sus apellidos de la misma manera en que los había subestimado.
En efecto… los había subestimado.
A pesar de su anterior bravuconería y excelente actuación ante ellos, estaba segura de mucho mientras estaba en la Arena, mientras el griterío y los aplausos del público amenazaban con ahogarla.
Fionna podía verlo... la razón por la cual el Rey Alfa había propuesto las tres pruebas, viendo que ella estaba lejos de estar en condiciones de levantar el puño para asestar un golpe.