ZINA
Desenlazándose ante Zina estaba una sensación a la que ella ya estaba bastante acostumbrada en el mundo alternativo donde sus visiones se revelaban ante ella.
Como fragmentos, al principio nada de sus visiones solía tener sentido. Todo quedaba desconcertado, como una imagen reducida a un millón de piezas de rompecabezas.
Pero esa sensación de desconcierto no siempre duraba mucho tiempo. Después de que pasaba esa ola de confusión, lo que generalmente seguía era el tiempo de claridad. Y como el movimiento de una varita mágica, los rompecabezas se unían ominosamente, y toda la imagen se volvía más clara, como si se proyectara en un reino superior.
Aunque la etapa de confusión inicial era algo que no apreciaba, la claridad siempre venía acompañada de una revelación dura. Una visión maldita.
«¿Podría cambiarla o no? ¿Se concretaría la visión o no?». Esas preguntas solían seguir después.