¿Qué hacer, Su Majestad?

DAEMON

Control.

Daemon prosperaba gracias a ello. Era lo que traía orden a su mundo. Era lo que hacía que su mundo adquiriera una apariencia de superioridad.

Al controlar cada aspecto de su vida, poder e influencia, Daemon había logrado ser inalcanzable, inaccesible y de mente única. Sus logros no llegaron fácilmente... fueron años y años de entrenamiento y destreza los que lo ayudaron.

Pero esa noche, ante sus propios ojos, vio cómo el control que había construido durante una década se rompía como un muro de cartas a su alrededor.

Y no estaba mejorando con el paso del tiempo. De hecho, cuanto más pasaban los segundos anunciando su realidad actual, más perdía más y más de ese control.

«Para hablar sobre la inminente muerte de la Reina Luna, por supuesto».