FIONNA
Fionna frunció el ceño, fingiendo estar sorprendida. —¿Qué quieres decir con eso? ¿Cómo sabes que no conozco al hombre?
Marcus maldijo entre dientes, dándose cuenta de que había cometido un grave error. Su máscara de indiferencia volvió a su lugar y respondió, —lo supuse —mintió—, viendo lo capaz que eres, aferrarte a semejante símbolo de amor es impropio de ti. Solo lo habrías mantenido porque no puedes encontrar al hombre.
Fionna se burló internamente, disfrutando de lo incómodo que estaba sumergiéndose en sus propias mentiras. —¿No puedo encontrar al hombre? Acabas de decir que no conozco al hombre.
Marcus puso los ojos en blanco. —Un error inocente. Por supuesto, debes conocer al hombre para estar ansiosa por él. Quise decir que no puedes encontrarlo.
—No pareces convencido en absoluto —acusó Fionna—. ¡Estoy tan sorprendida de que pienses que yo, Fionna, estaría deseosa de un hombre que ni siquiera conozco!