—¡Vamos!
—Mátalo a golpes...
—¡Xu Chi, aposté medio millón a tu victoria, si pierdes me desquitaré contigo!
En el ring de boxeo subterráneo, cientos de espectadores aclamaban sin cesar, sus gritos llenaban el aire, y el hombre llamado Xu Chi en el escenario, con el rostro ya hinchado por la paliza, se movía con lentitud, todo su cuerpo parecía estar a punto de colapsar, pero aún así apretaba los dientes y persistía.
Su oponente, Fan Gao, ya no estaba tan firme como antes, incluso comenzaba a respirar con dificultad; el gigante de dos metros frente a él parecía una cucaracha que no podía ser eliminada. A pesar de que Fan Gao había conectado docenas de golpes directos, Xu Chi lograba levantarse cada vez y reincorporarse a la pelea, provocando que Fan Gao, quien esperaba un nocaut rápido, se irritara cada vez más.