—Todos miraron a los cautivos... y suspiraron —dijo uno de los narradores—. Efectivamente, no eran más que unos mocosos mimados.
—Y a juzgar por la forma en que hablaban entre ellos, uno podía decir que estos príncipes eran extremadamente tercos, ya que ni siquiera escuchaban ni esperaban por una explicación a sus preguntas —comentó otro personaje.
—En cambio, estaban seguros de haber acertado con la teoría de por qué los habían llevado lejos de la Capital... sin siquiera confirmar sus sospechas primero —concluyó el anterior.
—Realmente eran otra cosa —murmuró el narrador.
—Landon los miró y suspiró también —agregó el narrador—. Por lo visto, eran los hermanos de Penélope... el Primer Príncipe Robert, el Segundo Príncipe Asher y el Tercer Príncipe Neeson.
—¿Y por qué habían sido atados y enviados a Landon? —preguntó alguien.
—Bueno, eso tenía que ver con su obsesión por el trono —aseguró otro.