Lealtad

En algún lugar de una base oculta, un hombre de aspecto enloquecido miraba actualmente a un preso de mediana edad y demacrado con furia.

Todo lo que se podía oír eran los sonidos de varios látigos azotando y también los débiles gemidos del prisionero.

El olor a sangre impregnaba toda la habitación, y los pisos de piedra justo debajo del prisionero... también estaban teñidos de rojo oscuro por toda la sangre seca de las heridas de la mujer.

El hombre enloquecido miraba a la mujer en silencio, como si observara a una presa en la naturaleza.

—¿Por qué no habla?

Han pasado más de 7 meses desde que capturó a la mujer... y hasta ahora, ella nunca había derrotado a su master.

—¿Qué clase de estúpida lealtad era esta?

Al principio, había decidido no ser demasiado brusco con ella, ya que la necesitaba entera para su gran plan.

Pero con el paso del tiempo, cuanto más obstinada se mostraba la mujer, más furioso se volvía él.