375-Los Guerreros Vinieron a Arrestarme

—Así que esa perra era tu hermana. ¡Ah! Debería haberlo adivinado, pero ¿cómo podría? No vi bien su cara, pero sí vi y exploré cada pulgada de ella —Lamar gruñó y lo golpeó con la rodilla, haciéndolo retroceder.

Me revolvía de asco —este hombre era un total despreciable.

—Así que no pudiste hacerlo tú mismo, así que trajiste a tu guardaespaldas —Rayden escupió sangre, siseando, y antes de que nos diéramos cuenta, estaba de pie de nuevo—. Pero ustedes dos idiotas se olvidaron que soy un Alfa.

Con eso, dejó crecer sus garras, extendió sus brazos y nos arañó a ambos al suelo de una vez.

Su fuerza y su potencia eran honestamente demasiado para nosotros. Hice una mueca mientras sus garras me golpeaban fuerte en el estómago, dejando un rastro de sangre por mi cuerpo.